Carta de un hijo a todos los padres del
mundo
Hoy
queremos ofreceros un texto que desde hace tiempo circula en educación como
mensaje hacia los educadores, los adultos y en concreto
hacia los padres.
Está lleno de contenido en valores y de mucha filosofía. Se ha convertido en un
himno al respeto de las personas y más concretamente, de los niños.
Estamos seguros
que su lectura motivará un momento de reflexión, de
diálogo y quizá…
de cambio.
No me des
todo lo que te pida. A veces
solo pido para ver hasta cuánto puedo recibir.
No me
grites. Te
respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no
quiero hacerlo.
No des
siempre órdenes. Si en vez
de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más
gusto.
Cumple las
promesas, buenas o
malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es castigo.
No me
compares con nadie,
especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los
demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo
quien sufre.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión.
No digas
mentiras delante de mí, ni me
pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir
mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando yo
hago algo malo no me
exijas que te diga el "por qué lo hice". A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando
estés equivocado en algo admítelo y crecerá
la opinión que yo tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones
también.
Trátame
con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que por
ser de la familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me
digas que haga una cosa y tu no la haces. Yo
aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré
lo que tú digas y no hagas.
Enséñame a
amar y conocer a Dios. No
importa si en el colegio me quieren enseñar; porque de nada vale, si yo veo que
tú ni conoces ni amas a Dios.
Cuando te
cuente un problema mío no me
digas "No tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene
importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.
Quiéreme y
dímelo. A mí me gusta
oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
ABRÁZAME, NECESITO SENTIRTE mi amigo, mi compañero a toda hora.
ABRÁZAME, NECESITO SENTIRTE mi amigo, mi compañero a toda hora.
(Autor
anónimo)
3 comentarios:
¡¡Qué texto más bonito!!
Nosotros lo tenemos, colgado en el cole, pero sin la frase de Dios. En los colegios públicos no se les habla a los niños de dios, a excepción de la clase de religión.
Hola, perdona por no contestarte antes, sobre todo por la importancia que tiene.
En nuestra opinión da pena ver cómo se empeñan o empeñamos o dejamos que se empeñen en normalizar ciertos asuntos; como un lenguaje soez cada vez más extendido en la sociedad, el tema sexual tratado con frivolidad, la exposición y venta de nuestra intimidad, entre otros asuntos; y sin embargo no tratamos con normalidad los asuntos religiosos, los asuntos de Dios o incluso nos da vergüenza hablar de Dios fuera de asignaturas específicas o fuera de las iglesias.
Un saludo
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