Hace unos meses publicamos en el blog “El valor del ejemplo” (pinchad sobre el título para recordarlo). Mediante un par de vídeos quisimos resaltar lo importante de ser ejemplos vivos para los demás. La idea era y es, que si queremos mejorar nuestra sociedad debemos empezar por nuestro entorno más cercano. Y no hay nada más cercano que nosotros mismos.
Sin embargo siempre me ha quedado en la conciencia que aquellos vídeos no estaban del todo completos. Les faltaba algo. Les faltaba un toque positivo.
Compartimos como con nosotros así hicieron un video sencillamente genial.
A veces nos hemos preguntado: ¿y qué puedo hacer yo, si no soy nadie? ¿Cómo puedo colaborar para mejorar nuestra sociedad si no soy un personaje de renombre, ni tengo puestos de responsabilidad?
Podemos hacer esto: ayudar a nuestros mayores y ancianos, hablar con corrección y respeto especialmente delante de nuestros pequeños, abrir la puerta a las personas, dejar pasar a los demás en las filas, dar los buenos días, sonreír, ceder el asiento, ayudar a los que necesitan ayuda sin esperar a que nos la pidan,….en definitiva estos gestos son gestos de amor.
Y el amor que se da, vuelve.
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39)
Poco a poco. Gesto a gesto. Transmitiremos amor como si de un virus se tratara.
¿Estás preparado?
¿Te atreves?
¿Vas a esperar a la Navidad para hacer buenos actos?
¿Dejarás de hacerlos al acabar “estas fechas tan entrañables”?
Tenemos un reto…acéptalo
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