(Os dejamos el vídeo resumen de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid para recordarlas y ambientar las próximas en Brasil.
Fue una semana inolvidable. No sólo una semana, fueron dos: la semana previa de catequesis.
Los que vivimos y participamos de las Jornadas Mundiales de la Juventud jamás las olvidaremos. Los que fuimos peregrinos aquella semana no hemos dejado de serlo.
Todavía me emociono al recordar las oraciones, las vivencias, la hermandad verdadera en Cristo, la multitud que sin vergüenza proclamaba a Cristo por las calles...pueblos aparentemente divididos unidos en el amor a Cristo.
Recuerdo con especial emoción aquel mástil en el cual dos banderas, la israelita y la palestina, ondeaban juntas; o la alegría africana encarnada por tantas nacionalidades en las que lo más sencillo es no ser cristiano, en donde serlo es casi una garantía de persecución, exclusión o discriminación.
Recuerdo las Jornadas en Familia con mi pequeña familia, los cánticos y bailes en el Paseo del Prado, la alegría y paz ceremoniosa al acercarnos a los lugares de celebración. Confesarme en El Retiro con aquel sacerdote misionero. Recuerdo ese Vía Crucis solemne, y cómo todos los que abarrotábamos el Paseo de Recoletos nos arrodillábamos para orar juntos; y cómo al finalizar corría para ver al Papa Benedicto XVII (vídeo). Recuerdo los Pasos de la Semana Santa española reunidos entre la Plaza de Colón y la de Cibeles en unn hecho histórico sin precedentes que posiblemente jamás vuelva a ocurrir.
Recuerdo Cuatro Vientos. Recuerdo aquella Vigilia inolvidable de rayos y lluvia, de solidaridad. Recuerdo la generosidad de las personas y voluntarios. Recuerdo el sobrecogedor y helador silencio ante el Santísimo. La noche al raso, sin saco ni abrigo.
La alegría de la vuelta.
No dejamos de ser peregrinos. No dejemos de serlo.
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