miércoles, 21 de marzo de 2012


Carta de un hijo a todos los padres del mundo


Hoy queremos ofreceros un texto que desde hace tiempo circula en educación como mensaje hacia los educadores, los adultos y en concreto
hacia los padres. Está lleno de contenido en valores y de mucha filosofía. Se ha convertido en un himno al respeto de las personas y más concretamente, de los niños.
Estamos seguros que su lectura motivará un momento de reflexión, de diálogo y quizá… de cambio.


No me des todo lo que te pida. A veces solo pido para ver hasta cuánto puedo recibir.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

No des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufre.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo no me exijas que te diga el "por qué lo hice". A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que por ser de la familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa y tu no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Enséñame a amar y conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar; porque de nada vale, si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios.

Cuando te cuente un problema mío no me digas "No tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
ABRÁZAME, NECESITO SENTIRTE mi amigo, mi compañero a toda hora.
(Autor anónimo)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Qué texto más bonito!!

Anónimo dijo...

Nosotros lo tenemos, colgado en el cole, pero sin la frase de Dios. En los colegios públicos no se les habla a los niños de dios, a excepción de la clase de religión.

La Pizarra de Clase dijo...

Hola, perdona por no contestarte antes, sobre todo por la importancia que tiene.
En nuestra opinión da pena ver cómo se empeñan o empeñamos o dejamos que se empeñen en normalizar ciertos asuntos; como un lenguaje soez cada vez más extendido en la sociedad, el tema sexual tratado con frivolidad, la exposición y venta de nuestra intimidad, entre otros asuntos; y sin embargo no tratamos con normalidad los asuntos religiosos, los asuntos de Dios o incluso nos da vergüenza hablar de Dios fuera de asignaturas específicas o fuera de las iglesias.
Un saludo