Acabamos nuestra semana dedicada al mundo del libro con una adaptación curiosa de un conocido cuento, seguro que nos hará reflexionar .
La mayoría conoceréis el libro del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry; “El principito”. Una obra que refleja la visión de los niños hacia ciertas actividades humanas, tocando temas como el amor, la amistad y el sentido de la vida. Todo a través de un universo mágico en el que un pequeño principito viaja a través de diversos planetas.
Si recordáis la historia, seguramente identificaréis el fragmento que hace referencia al bebedor, un hombre que bebe para olvidar que bebe. Algo redundante la historia de este personaje.
En referencia a él, Carlos Lavida, realizó esta ilustración en la que se muestra un fragmento perdido (hipotético) de un nativo digital, el cual al igual que los demás personajes vivía solo en su planeta.
Quizá un pequeño recordatorio de que fuera del ordenador también hay vida y no debemos dejar que el mundo digital nos absorba por completo, por muy bien que pudiéramos llegar a sentirnos en él.
A veces nos hace falta recordar que, antes de existir los blogs, los amigos nos recomendábamos unos a otros frente a una taza de café tal o cual libro; que antes de Facebook o Instagram, sentábamos a la familia en un sofá y les enseñábamos nuestro verano en diapositivas; que antes de existir Whatsapp, se llamaba por teléfono, o incluso se quedaba para hablar. Recuperemos las viejas costumbres sin renunciar a las nuevas tecnologías.
La moraleja está clara: podemos utilizar todas las modernas herramientas de comunicación a nuestro alcance, pero con los pies en la tierra y los ojos puestos en la cara de un amigo, y no en la pantalla de un ordenador, al menos, no siempre.
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